Villaseca es otro de los pueblos que perteneció al ochavo de las Pedrizas y Valdenavares. Situado en las parameras calizas del macizo de Sepúlveda, es un punto estratégico para quienes visitan el Parque Natural de las Hoces del río Duratón. Junto a la iglesia parte una pista de tierra que conduce hasta el priorato benedictino de San Frutos del Duratón. La primera mención de este pueblo la encontramos en el año 1.076 en el documento en el que el rey de Castilla Alfonso VI cede el lugar de San Frutos al Monasterio de Silos. A mediados del siglo XIX tenía 80 casas habitadas y 278 almas. Contaba con una fábrica de cántaros, pucheros y diversas piezas de alfarería así como dos telares. En 1.952 aún estaba habitado por 237 habitantes.

La iglesia de Santo Tomás apóstol es un templo románico de cabecera rectangular. En el primitivismo de su decoración escultórica y en sus proporciones puede verse una relación con los artífices que hicieron la iglesia de San Frutos, consagrada en el año 1.100. Su antiguo término es rico en manifestaciones arqueológicas. Junto al cauce del río Duratón se abre la Cueva de los Siete Altares, posiblemente el templo cristiano más antiguo de la provincia de Segovia. En la capilla interior se abren tres altares labrados en la roca con forma de arco de herradura y decorados con rombos. Frente al monasterio de la Hoz está la Solapa del Águila, con su importante conjunto de pinturas rupestres de la Edad del Bronce.

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